ESPACIO PARA EL HUMOR


Una persona de la iglesia que le gustaba resolver problemas difíciles, abriendo al azar la Biblia y colocando su dedo con los ojos cerrados en cualquier página.  Él tomaba lo que leyera como una orden directa de Dios.  Una vez el hermanito decidió aplicar su método.  Abrió la Biblia y colocó su dedo al final de Mateo 27:5, “Salió, y fue y se ahorcó.”  Él cerró rápidamente la Biblia y después de orar, volvió a abrirla.  Esta vez señaló justamente la última parte del Lucas 10:37, “Ve, y haz tú lo mismo.”  El hermano, sorprendido y con cierta molestia por lo que leía, repitió la operación.  Esta vez señaló justamente la última parte de Juan 13:27, “Lo que vas a hacer, hazlo más pronto.”  Desde ese momento, el hermano dejó de practicar dicha costumbre.
 
Una pareja invito a un evangelista a quedarse en su casa mientras duraba la campaña en su iglesia.  Una noche, mientras la mamá preparaba pollo para la cena, el niño menor empezó a pedir pollo, diciendo “Yo quiero mi pollo.”  “Todavía no está,” le respondían, pero el niño seguía insistiendo cada cinco minutos.  El papá, cansado de la actitud del niño, se quitó el cinturón y mientras lo castigaba con la correa le decía, “¡TENGA SU POLLO!  ¡TENGA SU POLLO!”  El evangelista se levantó para irse a dormir, pero los hermanos le dijeron, “Hermano, no se acueste todavía, ya le vamos a dar su pollo.”  Pensando que le iban a dar del mismo pollo que le dieron al niño, el evangelista respondió, “No gracias, no tengo hambre.”
 
¿Cuál era el discipulo de Jesus de los apostoles que no oraba?   Pedro... lo declara frente al paralítico: "No tengo plata ni ORO".
 
Un hermano tenía por costumbre quedarse dormido durante el servicio.  Acostumbraba sentarse en la banca y cerrar los ojos.   Pero un día, durante un servicio, se corta el suministro eléctrico, quedando todo a oscuras, y en eso se despierta este hermano y comienza a gritar diciendo: ¡Hermanos clamen, clamen que me quedé ciego! 
 
En una iglesia cristiana se congregaban unos jóvenes solteros , y también ahí mismo se congregaba una mujer muy hermosa.  Su nombre era “Victoria”.  El pastor al terminar el sermón preguntó: ¿Cuántos quieren la victoria? los jóvenes al escuchar tal pregunta saltaron de sus sillas gritando:  ¡Yo!, ¡Yo!, ¡Yo! 
 
Panchito escuchaba a su papá orar por el pan de cada día y una vez le preguntó: “¿Papá por qué no oras de una vez por el pan de la semana?” y el papá le dijo: “ ¡Por qué se pone duro! ”
 
Una invidente va al culto y escucha al pastor predicar: “  ¡  Hermanos, es el momento de lanzarnos todos a la siega ! ”, a lo cual la mujer interrumpe la predicación y manifiesta:  "¡ El primero que me toqué le pego con este bastón !