En todo un misterio
se ha convertido la ‘muerte’ de las 11 palmas reales que por más de tres
décadas fueron el atractivo del Parque Nacional de Cúcuta.
Ninguno de los asiduos inquilinos de este lugar, entre los que se encuentran lustrabotas, vendedores de helados y dulces, gestores judiciales e, inclusive, la policía que hace presencia permanente en la sede del Palacio Nacional, conoce las causas reales del deceso de las ‘gigantonas’ originarias de Cuba.
“Lo único cierto es que dejaron de existir todas, de manera sospechosa, en junio del año pasado”, dijo Eusebio Mejía, un vendedor de dulces y cigarrillos que lleva más de 12 años ejerciendo su oficio en el citado lugar.
Y aunque las autoridades ambientales no han dictaminado aún por qué se produjo el posible ‘palmicidio’, se manejan hipótesis que apuntan a que detrás del hecho hubo manos criminales. (Ver Recuadro)
La extraña situación que golpeó a las palmas había pasado inadvertido para los cucuteños, salvo para el líder comunitario Hugo Tarazona, quien el 7 de junio formuló una queja a la Corporación Autónoma Regional de la Frontera Nororiental (Corponor), en la que solicitaba que de manera urgente se procediera con el corte total de las palmas antes de que ocurriera una tragedia.
El temor de Tarazona se fundamentaba en la debilidad que se percibía en los troncos y bases de las palmas, lo cual representaba toda una amenaza para los visitantes al parque, debido a que en cualquier momento alguna de ellas se desplomaba.
Por ser un hecho que revestía peligro al colectivo comunitario que hace presencia a diario en el parque, la entidad ambiental procedió el 24 de junio de 2011 a notificar del hecho al Comité Local de Prevención y Atención de Desastres (Clopad), con el fin de que se procediera con el corte de las 11 palmas.
Ninguno de los asiduos inquilinos de este lugar, entre los que se encuentran lustrabotas, vendedores de helados y dulces, gestores judiciales e, inclusive, la policía que hace presencia permanente en la sede del Palacio Nacional, conoce las causas reales del deceso de las ‘gigantonas’ originarias de Cuba.
“Lo único cierto es que dejaron de existir todas, de manera sospechosa, en junio del año pasado”, dijo Eusebio Mejía, un vendedor de dulces y cigarrillos que lleva más de 12 años ejerciendo su oficio en el citado lugar.
Y aunque las autoridades ambientales no han dictaminado aún por qué se produjo el posible ‘palmicidio’, se manejan hipótesis que apuntan a que detrás del hecho hubo manos criminales. (Ver Recuadro)
La extraña situación que golpeó a las palmas había pasado inadvertido para los cucuteños, salvo para el líder comunitario Hugo Tarazona, quien el 7 de junio formuló una queja a la Corporación Autónoma Regional de la Frontera Nororiental (Corponor), en la que solicitaba que de manera urgente se procediera con el corte total de las palmas antes de que ocurriera una tragedia.
El temor de Tarazona se fundamentaba en la debilidad que se percibía en los troncos y bases de las palmas, lo cual representaba toda una amenaza para los visitantes al parque, debido a que en cualquier momento alguna de ellas se desplomaba.
Por ser un hecho que revestía peligro al colectivo comunitario que hace presencia a diario en el parque, la entidad ambiental procedió el 24 de junio de 2011 a notificar del hecho al Comité Local de Prevención y Atención de Desastres (Clopad), con el fin de que se procediera con el corte de las 11 palmas.
FENALCO LANZA ADVERTENCIA
Sin embargo, casi siete meses después de esta advertencia de Corponor, el Clopad no ha cumplido con la erradicación de las palmeras ‘muertas’.
Una advertencia que sustenta la demora que ha existido para que se despeje el peligro, la notificó en diciembre pasado a la entidad ambiental la directora de Fenalco seccional Cúcuta, Gladys Navarro.
En el oficio que dirigió la lideresa gremial señala que las palmas ofrecen riesgo permanente a la ciudadanía e, incluso, a los comerciantes del sector, dado su inminente desplome.
El director de Corponor, Luis Lizcano, señaló que en vista de la demora que ha existido en la erradicación de las palmas, su despacho emprendió desde ayer gestiones para cumplir con este propósito y de esta manera evitar una tragedia.
Señaló que su reposición no se hará hasta tanto no se conozca el dictamen de los laboratorios de Patología de la Flora del Instituto Colombiano Agropecuario (ICA).
“Debemos conocer la causa que las ‘mató’, con miras a evitar futuros desenlaces como el que tuvieron las 11 palmas”, anotó Lizcano.
Investigan el caso
La Corporación Autónoma Regional para la Frontera Nororiental (Corponor), no se quiso adelantar a revelar las causas que pudieron haber ‘matado’ las 11 palmas del Parque Nacional.
El hecho de que pudiera existir un plan para acabar con las palmeras, es motivo de investigación, dado que estas fueron las únicas que se secaron a pesar de estar distribuidas por todo el parque. “Es un misterio y por ello decir qué pasó es aventurado”, insistió el director de Corponor, Luis Lizcano.
El directivo señaló que se está a la espera de los resultados de los exámenes de los laboratorios de patología de la flora del ICA.
La palma real, cuyo nombre científico es Roystonea Regia O.F. Cook, pertenece a la familia de las palmáceas. Es un árbol elevado, erecto que alcanza una altura entre 25 y 30 metros, coronado por un bellísimo penacho de hojas pinnatisectas. Se estima que su vida pueda llegar fácilmente a los 200 años con los cuidados necesarios.
Roystonea regia es una especie de palma originaria de Cuba, cuya altura, elegancia y fácil cultivo la ha convertido en una de los árboles ornamental más común en el mundo.